Uno de cada cuatro argentinos atraviesa algún tipo de malestar psicológico, pero el acceso a tratamientos sigue siendo un desafío.

Esto ocurre a pesar de que la salud es un derecho consagrado en los artículos 42° y 75° (inciso 22) de la Constitución Nacional y protegido por la Ley Nacional de Salud Mental. Sin embargo, en los últimos años, padecimientos como la ansiedad, la depresión, los consumos problemáticos y el suicidio están en constante aumento.

En este contexto, la fundación Soberanía Sanitaria elaboró un informe en el que advierte que 11 provincias reportaron incrementos significativos en la demanda de atención y que, en la población infantojuvenil, las internaciones pasaron del 9% al 13% en pocos años. Todo esto en un panorama de recortes presupuestarios impulsados por el Gobierno Nacional, falta de profesionales en el sector público y demoras que vuelven inalcanzables los tratamientos sostenidos y de calidad.

La Ley Nacional de Salud Mental: avances y deudas pendientes

Promulgada en 2010, la Ley 26.657 representó un cambio de paradigma: pasó de un modelo manicomial a uno centrado en la persona, con un enfoque comunitario, inclusivo, interdisciplinario y basado en derechos humanos.

Entre sus puntos centrales, se puede destacar:

  • Reconocer a la salud mental como un proceso complejo influido por factores históricos, culturales, socioeconómicos, biológicos y psicológicos.
  • Presumir la capacidad de todas las personas, evitando diagnósticos discriminatorios.
  • Prohibir diagnósticos basados únicamente en criterios socioculturales, identidad sexual o antecedentes de internación.
  • Incluir las adicciones como parte de las políticas de salud mental.

Además de estos avances, la ley exige destinar el 10% del presupuesto total de salud a salud mental. Sin embargo este aspecto nunca se cumplió, lo que puede significar la punta del iceberg para entender la raíz de esta crisis.

Un sistema al límite

Según Soberanía Sanitaria, 17 millones de personas se ven afectadas por la falta de medicación, mientras que provincias enteras se encuentran con sistemas sanitarios al borde del colapso, y no cuentan con apoyo del Gobierno Nacional.

Durante su exposición en la Comisión de Acción Social y Salud Pública de la Cámara de Diputados, la Lic. Julia Calmels, Subsecretaria de Salud Mental de la Provincia de Buenos Aires, describió un panorama preocupante: la demanda de atención creció entre un 12% y un 20%, y las internaciones en el sistema público pasaron de 29.000 en 2019 a más de 46.000 en 2024 (un incremento del 68%), con proyecciones que indican que podría llegar al 77% este año.

Cabe destacar que la funcionaria bonaerense aclaró que estos números corresponden únicamente al sistema público, ya que no existen registros completos del sector privado.

Infancias y adolescencias: una emergencia silenciosa

Las problemáticas de salud mental atraviesan todas las edades, pero los adolescentes son uno de los grupos más golpeados. El suicidio es la segunda causa de muerte en esta etapa de la vida y, en 2023, se registraron 4.195 muertes por esta causa, en su mayoría en jóvenes de entre 15 y 24 años.

Actualmente, se reportan 22 intentos de suicidio por día en el país. (*)

Ante este panorama, la diputada de la Coalición Cívica Marcela Campagnoli presentó un proyecto de ley para declarar la emergencia en salud mental infantojuvenil y crear programas de acompañamiento para familias, con el objetivo de prevenir el suicidio adolescente.

La percepción social

Desde Pluma Comunicación realizamos una encuesta para conocer cómo perciben los argentinos la situación de la salud mental.

Si bien una mayoría califica su salud mental actual como “buena”, más del 40% afirma que los malestares psicológicos afectan su vida cotidiana. Entre las emociones más mencionadas se encuentran la ansiedad, el estrés y la preocupación excesiva.

El 95% de los encuestados cree que la situación socioeconómica empeora el estado emocional de la población. Y, como demandas prioritarias, señalaron:

  • Mayor accesibilidad a tratamientos en el sistema público.
  • Reducción de los costos en el sector privado.
  • Mayor cobertura por obras sociales y prepagas.
  • Campañas de prevención específicas y sostenidas.

Riesgos y desafíos

Distintas organizaciones impulsan reformas a la Ley Nacional de Salud Mental, con foco en los criterios de internación en urgencias. Sin embargo, tal y como señala el informe de Soberanía Sanitaria, el desfinanciamiento, la falta de equipos, redes y presencia territorial, son los problemas de fondo que aún siguen sin resolverse.

Por lo tanto, modificar la ley sin abordar estas fallas estructurales podría dejar intactas las causas profundas de la crisis.

Entonces, ¿por dónde empezar a abordar la problemática?

Frente a lo expuesto, entendemos que hay 2 factores prioritarios que pueden ser un punto de partida para atender la crisis de salud mental en Argentina:

  1. Desarrollar políticas públicas que atiendan el bienestar emocional y garanticen tratamientos accesibles para toda la población.
  2. Invertir en campañas de prevención en medios tradicionales y digitales, adaptadas a distintos públicos y contextos.

En pocas palabras, la salud mental en Argentina es una deuda pendiente que debe ser atendida con urgencia y requiere decisión política e inversión sostenida. Si bien es importante reconocer el problema, esto es apenas el primer paso: la urgencia radica en garantizar que cada persona encuentre un sistema preparado para acompañar, contener y ofrecer respuestas de calidad.

 

(*) Centro de Asistencia al Suicida: si vos o alguien que conocés necesita ayuda, llamá al 135 desde Buenos Aires, o al 011 5275-1135.
Si estás en cualquier otra localidad del país, comunicate al 0800-345-1435.